En las siguientes líneas, vamos a repasar algunas historias que ya son conocidas por todos nosotros, pero me gusta recordarlas, porque permiten seguir aprendiendo, generando esa perseverancia que tienen los que logran cosas, esa mentalidad de aprendizaje que los convierte en diferentes, son esas personas que dejan su huella en la historia y que siguen después de realizar miles de intentos fallidos, todo esto antes de lograr el objetivo que tenían propuesto.
Walt Disney fue despedido de su trabajo en un periódico por "falta de imaginación". A pesar de este revés, continuó creando y eventualmente lanzó su primera película, "Blancanieves", que marcó el inicio de su exitosa carrera en la industria del entretenimiento.
Considerado un genio, Einstein tuvo dificultades en su infancia y no comenzó a hablar hasta los cuatro años. Fue visto como un niño problemático, pero logró obtener el Premio Nobel de Física y revolucionar la física moderna con sus teorías.
Edison fue considerado "demasiado estúpido para aprender" por sus maestros y enfrentó múltiples fracasos antes de inventar la bombilla. Realizó más de mil intentos fallidos, pero cada error lo acercó a su éxito final.
Buscando y buscando, una palabra se repite, resiliencia, es la capacidad de recuperarse de las adversidades, en donde, esas personas que hablamos antes tienen la capacidad de ver el fracaso como una parte natural del proceso de aprendizaje y no como un obstáculo insuperable. Por ejemplo, Michael Jordán ha mencionado que sus fracasos fueron fundamentales para su éxito en el baloncesto.
Ahora, me gustaría que pongan atención en la siguiente historia, que me gusta mucho y que representa lo que quiero mostrar en como el fracaso es la clave del éxito en muchas grandes empresas actuales, que confiaron en seguir adelante. Volvamos en el tiempo a 1968, un científico de 3M llamado Spencer Silver estaba trabajando en la creación de un adhesivo super fuerte para aviones. Sin embargo, en lugar de lograr un adhesivo poderoso, creó uno que apenas se pegaba. A simple vista, su invención parecía un fracaso, ya que el pegamento se podía despegar y volver a pegar sin dejar residuos y sin adherirse de manera permanente.
Silver intentó durante años encontrarle una aplicación práctica a su "error", pero nadie en la empresa parecía interesado en un adhesivo débil. A pesar de esto, él seguía compartiendo su descubrimiento en charlas internas, convencido de que había potencial en su invento.
No fue hasta 1974 que su colega, Art Fry, encontró la utilidad perfecta para el pegamento de Silver. Fry, que cantaba en el coro de su iglesia, tenía el problema de que sus marcadores de papel se caían constantemente de su himnario. Entonces, recordó el adhesivo de Silver y pensó en usarlo para crear marcadores que se pegaran sin dañar el papel y pudieran ser reposicionados fácilmente.
Juntos, desarrollaron lo que hoy conocemos como el Post-it. Aunque el producto no fue un éxito inmediato, en 1980 3M lo lanzó a nivel nacional y rápidamente se convirtió en un fenómeno global. El Post-it pasó de ser un “error” de laboratorio a uno de los productos más reconocidos y utilizados en el mundo.
Con este historia, podemos pensar que que no basta con tener una buena idea, para lograr cambios, imponer una idea, algo que cambie al mundo como dicen muchos por ahí, necesitas un equipo comprometido, una planificación sólida y la capacidad de adaptarte a los cambios.
Los errores son, sin duda, maestros poderosos. Al aprender a abrazarlos y extraer lecciones de ellos, no solo nos convertimos en mejores versiones de nosotros mismos, sino que también enriquecemos nuestras vidas y las de quienes nos rodean.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a un error, recuerda: es solo una parte del viaje hacia el crecimiento personal.